Escuchadores
de voces

QUÉ SON LOS GRUPOS DE ESCUCHADORES
DE VOCES

Mientras que muchas personas que oyen voces tienen experiencias reconfortantes, agradables o neutras, otras se ven abrumadas con experiencias de miedo o angustia. Cuando esto ocurre, la idea de encontrar maneras de dar sentido y afrontar las propias voces puede parecer extraña, espantosa o irreal. Pero en momentos como estos, escuchar a personas que recorren o han recorrido un trayecto similar y pueden compartir la sabiduría que han aprendido a lo largo del camino, es muy reparador y alentador.

Estos grupos se ponen en marcha para ofrecer herramientas y estrategias para recuperarse, con la ayuda mutua y la certeza que se puede conseguir. Los Grupos de Escuchadores de Voces permiten acoger experiencias y compartir recursos de afrontamiento, que ayuden a convivir de forma menos conflictiva con las voces o con otras experiencias inusuales como notar presencias o tener visiones.

ESCUCHAR VOCES: ¿A QUÉ NOS REFERIMOS?

El fenómeno de escuchar voces, o las alucinaciones auditivas, en ausencia de un estímulo externo que las cause, ha despertado y despierta mucho interés tanto en académicos como en la población en general. Es algo intrigante e, incluso con las investigaciones realizadas, enigmático. Esto genera una necesidad de obtener conocimientos para comprender mejor el fenómeno, no sólo por el conocimiento en sí, sino para llegar a intervenciones que sean efectivas para su tratamiento, de modo que quien vive con este tipo de experiencias pueda tener calidad de vida.

En la historia existen muchos relatos de personajes destacados que afirman haber oído voces en algún momento de su vida (Romme y Escher, 2005). En la Edad Antigua, por ejemplo, las alucinaciones auditivas fueron atribuidas a fenómenos sobrenaturales (Garcés, 2016). Por otra parte, desde la antropología, estas voces han sido consideradas alucinaciones como resultado del uso de drogas, la falta de sueño o el hambre, y se ha hecho hincapié en la importancia de su rol social o espiritual (Beavan, 2007). Ahora bien, con el avance de la medicina y la investigación científica las alucinaciones auditivas pasaron de la explicación fenomenológica a formar parte de la sintomatología principalmente tratada en la psiquiatría y la psicopatología (Cangas, García, Motlles y Olivencia, 2005 ; Garcés, 2016).

Continuando con esta línea de pensamiento, la Asociación Americana de Psiquiatría, entidad de referencia dentro del campo de la salud mental, en la actualidad describe que estas voces o alucinaciones auditivas se presentan como un síntoma característico de una enfermedad mental grave (American Psychiatric Association, 2013).

De esta forma, con la psiquiatría, estas vivencias pasaron a considerarse síntomas patológicos, encuadrándolas dentro de las diferentes clasificaciones de enfermedades mentales (Romme y Escher, 2005). Así, ya en 1959 Schneider (Perona-Garcelán, et al, 2006) consideró que las alucinaciones son un síntoma de primer nivel de esquizofrenia si se encuentran en ausencia de patología cerebral, volviéndose así el paradigma sintomático de la psicosis (Romme y Escher, 2005). Esto derivó en que las alucinaciones, y en particular las que implican escuchar voces, se hayan considerado uno de los trastornos psicológicos más misteriosos y graves que existen (Perona-Garcelán, et al., 2015).

Se puede observar entonces cómo el fenómeno de escuchar voces ha sido por mucho tiempo considerado de origen místico para posteriormente ser algo planamente patológico. Actualmente existen autores que contradicen esta idea del origen exclusivamente patológico de las voces, fundamentándose en la aparición de estas voces en población no clínica (Romme y Escher, 2005).

Personas de todas las edades y orígenes pueden oír voces en algún momento de su vida, por muchas razones diferentes. Mientras algunas están angustiadas por sus experiencias, otras encuentran maneras de vivir con ellas. Escuchar voces puede tener muchos orígenes, no siempre estrictamente relacionados con un diagnóstico, puede que una persona oiga la voz de un ser querido durante un proceso de duelo, o a raíz de alguna experiencia traumática con un alto impacto emocional, puede que ya desde pequeña, la persona haya tenido, por mencionar un ejemplo, experiencias con un amigo imaginario, etc.

HISTORIA DE LOS GRUPOS DE ESCUCHADORES
DE VOCES

Los grupos de escuchadores de voces comienzan a constituirse a finales de los años 80 en Holanda y Reino Unido, y surgen inspirados en el trabajo de Marius Romme, psiquiatra social holandés. Romme trataba a pacientes que oían voces y sufrían por ello. Gracias a un caso en particular, con el que la medicación estaba fracasando, decidió probar algo distinto. Puso en contacto a esa paciente con otro paciente que también escuchaba voces. Comprobó que entre ellos existía un reconocimiento mutuo y que les servía de apoyo. Sin embargo, esto no fue suficiente y decidió buscar a otras personas que escucharan voces y tuvieran un mejor afrontamiento, por lo que hizo un llamamiento en la televisión holandesa en 1987.

Esto le puso en contacto con personas que escuchaban voces pero que nunca habían tenido contacto con los servicios de salud mental. Eran personas “sanas” sin ningún diagnóstico ni tratamiento psiquiátrico y podían convivir con sus voces sin que les supusieran un problema.

Comprobó que estas personas podían hacer frente a sus voces y convivir con ellas, mientras que la mayoría de pacientes que trataba tenían un gran sufrimiento asociado al hecho de escuchar voces. Decidió entonces organizar encuentros entre estas personas para conocer sus experiencias. Observó que cuando estas personas se reunían y hablaban entre ellas, se entendían mucho mejor que cuando hablaban con los profesionales, y que el problema no era tanto el hecho de escuchar voces sino la relación que la persona establecía con ellas y el modo de afrontarlas.

Fruto de estos encuentros se establecieron los primeros grupos y asociaciones de escuchadores de voces (Foundation Resonance en Holanda y Hearing Voices Network en Reino Unido), en su mayor parte formados por personas que escuchaban voces. También participaban profesionales, pero con un rol diferente al habitual, siendo fundamentalmente facilitadores de los grupos y personas de apoyo. El profesor Romme siguió realizando investigaciones y estudios sobre el tema, generando en todos estos años gran cantidad de conocimiento que ha plasmado en sus libros y artículos con un planteamiento innovador y revolucionario.

En 1997, se celebró en Maastrich un encuentro internacional entre escuchadores de voces y profesionales de la salud mental para promover la investigación y el estudio de este tipo de fenómenos, decidiendo constituir una organización formal que coordinara y sirviera de apoyo a las diferentes iniciativas relacionadas llevadas a cabo en varios países. Surge de esta forma INTERVOICE (www.intervoiceonline.org), que es la red internacional para el estudio, educación e investigación sobre la escucha de voces, el presidente es M. Romme. Actualmente esta red cuenta con cientos de grupos en más de 25 países, y está formada por escuchadores de voces, amigos, familiares y profesionales.

EL MOVIMIENTO:
HEARING VOICES

“Hearing Voices” es un movimiento internacional dirigido a crear oportunidades para que las personas que oyen voces intercambien experiencias y conocimientos sobre la audición de voces. Esto se hace principalmente en grupos de escuchadores de voces donde los participantes pueden sentirse seguros y respetados, sabiendo que sus experiencias son aceptadas en vez de criticadas. Los participantes también exploran los antecedentes personales de sus voces y aprenden estrategias de afrontamiento entre ellos (Escher y Romme, 2011).

Una característica principal de esta intervención es el eje desde el que se posiciona, que considera a la “enfermedad mental” como una incapacidad para gestionarse adecuadamente en la sociedad. Desde esta perspectiva, se afirma que la amenaza a la salud mental se encuentra en la dificultad para afrontar situaciones estresantes significativas, sumado a inconvenientes interpersonales que abruman a la persona. Lo que busca esta modalidad de intervención es brindar a quienes escuchan voces la posibilidad de relacionarse de otra manera con ellas (Romme y Escher, 2005). Esta posición responde al modelo de recuperación, que apunta a desentrañar el significado que existe en los relatos personales de los escuchadores de voces y no buscar erradicarlas con la ayuda de productos farmacéuticos. (Runciman, 2016).

Objetivos

  • Relación que existe entre la historia personal de cada persona y las voces que escucha

    Uno de los principales objetivos que plantean los pioneros de esta intervención, Romme y Escher (2005), es llegar a explicitar la relación que existe entre la historia personal de cada persona y las voces que escuchan. Con esto, se espera poder sustraer del campo de la psicopatología estas voces para situarlas contextualmente dentro de la problemática vital de la persona, enmarcadas en una filosofía de vida propia. Esta acción es valorada como sumamente liberadora (Romme y Escher, 2005). Es necesario que los profesionales de la salud mental puedan realizar esto, dado que si no la alucinación será su problemática clínica y por tanto el centro del tratamiento, cuando lo que recomiendan es atender el problema biográfico socioemocional previo a la aparición de las voces. Normalmente las personas que escuchan voces ya las consideran un problema, si el profesional también sitúa a las voces como el problema principal cuando es socioemocional, se devolverá un problema médico. Esto puede suponer una gran dificultad porque implica que se dejen de atender a las problemáticas subyacentes. (Romme y Escher, 2005).

  • Desmitificar las voces

    El segundo objetivo al que apuntan los citados autores es “desmitificar las voces”. En esta línea Romme y Escher (2005) no niegan que el hecho de escuchar voces no sea una experiencia fuera de lo usual, sin embargo insisten en que este fenómeno no implica una explicación extraordinaria. Los estudios epidemiológicos hablan de que más de un 2% de la población general escucha voces, pero de estas personas, tan sólo un tercio presenta alteraciones psicopatológicas significativas que les lleven a pedir ayuda profesional (Tien, 1991). Junto a esta información se promueve que la persona se relacione con las voces entendiendo que éstas son reales, y no se trata meramente de una consecuencia patológica. Es decir, la persona que dice escuchar voces realmente está escuchando, aunque los demás no puedan hacerlo. Aceptar esta realidad ayuda a la persona a poder hablar sobre esto (Romme y Escher, 2005). En este punto, la desestigmatización también desempeña un papel muy importante. Llevarla a cabo implica cuestionar la terminología usada para hablar de lo que le acontece a la persona que escucha voces. Los grupos de escuchadores de voces tienen preferencia para “escuchar la voces”, “visiones” o “escuchar o ver cosas que otras personas no pueden oír o ver” en lugar de la de usar la palabra “psicótico” o “al· alucinaciones auditivas” para describir estas experiencias (Jardri, et al, 2014). Esta preferencia es recomendable que sea trasladada también al entorno cercano de la persona, porque el entorno es un factor muy importante e influyente en la forma en que la persona construye su relación con las voces (Romme y Escher, 2013).

  • Modificar las creencias erróneas sobre las percepciones de las voces

    Un tercer objetivo sería modificar las creencias erróneas sobre las percepciones de las voces a través de experiencias de aprendizaje organizadas por el grupo. El aprendizaje está diseñado no para reducir la experiencia de escuchar voces por sí, sino para reducir el poder percibido de las voces para angustiar o dañar. La mejora es el resultado de modificar creencias ligadas a un pensamiento defectuoso que duele a la persona. También, una mayor necesidad de usar las percepciones de las voces como retroalimentación en lugar de como órdenes (England, 2007). Para ello es necesario realizar una evaluación completa, considerando las características de las voces y trastornos asociados (Jardri, et al, 2014).

NUESTRO GRUPO DE ESCUCHADORES
DE VOCES
BARCELONA

Logotip de la Federació VEUS

Origen del Proyecto

A finales de 2019 nació nuestro proyecto “Escuchadores de Voces” con el objetivo de ofrecer al colectivo de salud mental la oportunidad de acceso a este tipo de intervención con profesionales facilitadores en la ciudad de Barcelona.

Es un proyecto pionero en Cataluña, contando actualmente sólo con un grupo en Gerona y uno en Mollet. Estos dos grupos funcionan en la red pública de Salud Mental. Estos grupos han sido la base gracias a la cual el año pasado pudimos poner en marcha el primer grupo piloto en Barcelona.

Dónde y Cuándo

El grupo en sí se inició el 30 de Junio de 2020 y, desde entonces, las sesiones tienen lugar en la vivienda de una de las personas colaboradoras. La frecuencia es semanal, los miércoles de 18h a 19h15, con una duración aproximada de 1h15′. Una vez al mes, finalizada la sesión, el grupo abre sus puertas a familiares, amigos o personas interesadas que quieran acercarse a esta realidad para entenderla y ayudar en la recuperación.

Metodología

Las directrices de un Grupo de Escuchadores de Voces son pocas. Es necesario un grupo de personas que compartan la experiencia de escuchar voces y la presencia de uno o dos profesionales. La función de los profesionales es de facilitador, intentando posibilitar un clima cálido, seguro y respetuoso para que los distintos miembros del grupo puedan hablar de sus experiencias con total libertad. Como facilitador, la principal función es no tratar de imponer las propias creencias a los miembros del grupo. A su vez, debe tratar de fomentar el debate y el diálogo, intentando que éste sea fuente de esperanza (Hidalgo, 2020).

Los contenidos no están prefijados previamente, giran en torno a la escucha de voces y aspectos relacionados. El mismo grupo plantea los temas que quiere tratar en cada sesión, en función de la situación personal de cada persona, de sus intereses, vivencias, dudas, deseos, miedos, esperanzas,… En algunos casos, las sesiones pueden empezar con un repaso de los temas tratados en la última sesión.

El grupo es abierto y dinámico, por lo que cada persona participa cuando lo considera necesario y oportuno en función de su situación personal. Habrá personas que asistan regularmente cada semana, otras que lo hagan en momentos puntuales, y otras que vayan de forma irregular, alternando períodos de asistencia con otros en los que no van.

En cualquier momento del año, un nuevo miembro se puede incorporar, sólo es necesario previamente hablar con uno de los profesionales del grupo para poder tener conocimiento del marco en el que se encuadra el nuevo miembro. El único criterio de inclusión es que la persona escuche o haya escuchado voces en algún momento de su vida, a parte del diagnóstico.

Dentro de esta metodología más abierta, lo que marca el camino son los objetivos, claros y definidos, para el correcto funcionamiento de cualquier grupo de escuchadores de voces.

Objetivos

  • Apoyo

    Apoyar a las personas que escuchan voces.

  • Discusión

    Fomentar la discusión, puesto que la discusión estimula la aceptación de la experiencia de escucha de voces y ayuda a cultivar una identidad saludable.

  • Relación

    Conseguir una mejor relación con las voces; una relación más asertiva y de negociación.

  • Exploración

    Explorar los posibles significados de las voces.

  • Afirmación y validación

    Que las personas encuentren afirmación y validación, y reconozcan su propia situación en las experiencias de los demás.

  • Diálogo

    Facilitar el diálogo, puesto que mientras que la evitación puede evocar sentimientos de impotencia y ansiedad, el diálogo puede reducir el aislamiento y el miedo.

  • Identificación de patrones

    Ayudar a la identificación de patrones. Por ejemplo, relacionar los sentimientos negativos con una voz negativa.

  • Funcionalidad

    Convertir la disfuncionalidad del proceso de escuchar voces en funcional.

  • Esperanza

    Transmitir esperanza.

MÁS
INFORMACIÓN

Enlaces directamente relacionados con la
English National Hearing Voices Network

Para jóvenes

Para familiares y amigos

Bibliografía

  • Asociación Americana de Psiquiatría (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM 5. Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría.
  • Beavan, V. (2007). Angels at our tables: New Zealanders’ experiences of hearing voices (Tesis Doctoral). University of Auckland. Nueva Zelanda.
  • Cangas, A. J., García Montes, J. M., Moldes, P., y Olivencia, J. J. (2005). Evaluación y significado de los procesos cognitivos implicados en las alucinaciones auditivas. EduPsykhé: Revista de psicología y psicopedagogía, 4(2), 251-264.
  • Downs, J. (2011). Creación y Apoyo de los Grupos de Escucha de Voces. London: National Hearing Voices Network.
  • England, M. (2007). Efficacy of cognitive nursing intervention for voice hearing. Perspectives in psychiatric care, 43(2), 69-76. doi: https://doi.org/10.1111/j.1744-6163.2007.00114.x
  • Escher, S. y Romme, M. (2011). The Hearing Voices Movement. En: Blom J., Sommer I. (Eds.) Hallucinations (pp. 385–393). New York, Estados Unidos: Springer. Doi: 10.1007 / 978-1-4614-0959-5_28
  • Garcés Serna, F. (2016). Alucinaciones auditivas complejas y locuciones: Un anàlisis comparativo (Tesis de grado). Universidad de la Sabana, Sabana centro, Colombia.
  • Hidalgo, C. (2020). De los que escuchan voces: Abordaje desde una experiencia grupal. Madrid: Editorial Académica Española.
  • Jardri, R., Bartels-Velthuis, A. A., Debbané, M., Jenner, J. A., Kelleher, I., Dauvilliers, Y., […] y Dobbelaere, D. (2014). From phenomenology to neurophysiological understanding of hallucinations in children and adolescents. Schizophrenia bulletin, 40(4), 221-232.
  • Perona Garcelán, S. (2006). Estado actual de la investigación psicológica en las alucinaciones auditivas. Apuntes de Psicología, 24(1-3), 83-110.
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  • Romme, M. y Escher, S. (2005). Dando sentido a las voces: guía para los profesionales de la salud mental que trabajan con personas que escuchan voces. Fundación para la investigación y el tratamiento de la esquizofrenia y otras psicosis. Madrid, España.
  • Romme, M. y Escher, S. (2013). La psicosis como crisis personal: Un abordaje basado en la experiencia. España: Fundación para la Investigación y Tratamiento de la Esquizofrenia y otras Psicosis.
  • Runciman, O. (2016). Escuchadores de voces: Un cambio de paradigma para la esquizofrenia. Rev Enfermedad Salud Mental, 5, 22-26.
  • Tien, A. Y. (1991). Distributions of Hallucinations in the Population. Social Psychiatry and Psychiatry Epidemiology, 26 (6), 287-292.

Con la colaboración de:

Con el apoyo financiero de:

Federació Catalana d'Entitats de Salut Mental en 1ª Persona – VEUS

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